miércoles, 31 de mayo de 2023

   

                                    VALIENTE TWEET DE ALEJANDRO SANZ

                               LOS FAMOSOS FRENTE A LA ENFERMEDAD IV

       Es otro artículo, el cuarto, con el mismo tema de "Los famosos frente a la enfermedad", pero un poco distinto de los anteriores por varias razones: La primera es que aunque me refiero a la actitud de un famoso, al contrario que en los restantes artículos, publicados hasta la fecha, doy su nombre y no oculto su identidad. La razón es muy simple, no me refiero a un paciente mío, con el que tengo que guardar el secreto profesional, y los datos para mi comentario los he recogido de los medios de información públicos y puedo opinar libremente sobre ellos. Otra razón de ser un poco distinto este artículo es la de que mis comentarios se van a centrar fundamentalmente en esa actitud, tanto de famosos como de no famosos ante las enfermedades mentales, valorando el tweet de mi tocayo Alejandro Sanz.

     La primera pregunta que me planteo es por qué razón, tanto famosos como no famosos, no quieren hablar ni en público, ni en privado, de que tienen este o aquel síntoma o signo que hagan sospechar alguna alteración de la mente, aunque esta sea mínima. A cualquier paciente no le importa decirnos en la consulta si le duele una rodilla o el abdomen, pero ya es difícil escuchar esto que leo en el tweet de mi tocayo " No estoy bien. Estoy triste y cansado". Y la culpa no es del paciente totalmente, pues los médicos también somos culpables, al no preguntar en el interrogatorio, o anamnesis obligada para llegar a un diagnóstico, la existencia, o no, de esos pequeños síntomas que anuncian una enfermedad mental que ya está presente o se está anunciando. El poco tiempo dedicado a cada paciente, obligado por unas rígidas normas de gestión, nos hace prescindir de estas preguntas por considerarlas de poca importancia para tratar a ese paciente, cuando en muchos casos esos pequeños síntomas, nos indican por dónde debemos dirigir nuestras pesquisas. No olvidemos que las causas de unas molestias o una enfermedad pueden ser físicas, biológicas sociales o psicológicas y que al conocer esta causa el diagnóstico de la enfermedad, y su curación, serían más fáciles. Y un buen diagnóstico precoz, además, nos ahorraría mucho esfuerzo inútil, buscando otras causas, o evitaría algunos dramas, que vemos reflejados en las crónicas de sucesos, con conductas y muertes violentas. Y que al parecer no sabemos por que lo hicieron sus autores, aunque si estudiáramos su historia clínica lo comprenderíamos.

    Y no me sirve que me digan que para consultar, diagnosticar y tratar enfermos mentales están los psiquiatras y psicólogos, pues esa justificación falla por muchas razones. La primera es que las enfermedades mentales, tanto en su nivel subclínico, apenas perceptible, como clínico, ya más ostensible, son enfermedades de la mente, y tan enfermedades del organismo, como las cardiopatías son enfermedades del corazón, o las osteopatías de los huesos. Y todos  los médicos deben tratar de detectarlas y tratarlas, sobre todo los de atención primaria, como lo hacen cuando el paciente viene diciendo que le duele el pecho, por que piensa que tiene algo de corazón o que le duele una rodilla porque tiene el menisco roto. Ese es el papel preventivo de los médicos, psicólogos y personal de enfermería, pero los pacientes también tienen el suyo y es no avergonzarse de contar a su médico de cabecera algunos de esos pequeños síntomas que pueden indicar enfermedad mental o se resistan a visitar a un psiquiatra o psicólogo por la creencia que eso les marca por vida con un estigma de "loco" difícil de quitar. Es la actitud valiente del tweet de Alejandro Sanz "que dice " Pero a veces no quiero ni estar... Sé que hay gente que se siente así. Si te sirve, yo me siento igual"

  Claro que sirven testimonios como el tuyo, Alejandro. Como también sirve lo que hacemos algunos médicos, aunque no muchos, que charlamos con nuestros enfermos y preguntamos  sobre su estado de ánimo, sentimientos o emociones, temas que, al parecer no parecen estar relacionados con las molestias por las cuales vienen a nuestras consultas. Pero cuando nos la contestaban, nos daban pistas para hacer el seguimiento de una depresión que estaba  comenzando o un síndrome de ansiedad por la vida que nos cuenta llevaba en ese tiempo. Aunque, luego, ninguno de ellos se atrevió, por muchas razones, a declarar en un tweet como Alejandro Sanz que tenían el ánimo bajo, sentimientos de tristeza o una emoción negativa.

 Otras dos noticias muy positivas en señalar la importancia de las enfermedades mentales, también nacieron de famosos. Hace unos meses mi compañero de curso de Ciencias Políticas, Iñigo Errejón, llamó la atención en el Parlamento sobre este problema y otro parlamentario, que no me atrevo a calificarlo, le contestó diciéndole " Vete al Psiquiatra". La otra noticia, también muy positiva viene de nuestra Reina Leticia, que en la inauguración del XXII Congreso de Salud Mental en España, resaltó la importancia de la formación en salud mental en las etapas básicas de la educación y nos hizo reflexionar cuando dijo " Las cifras son tozudas. España tiene seis psicólogos clínicos ( tres veces menos que la media europea) y 11 psiquiatras (cinco menos que en Suiza y menos de la mitad que en Francia, Alemania o Países Bajos) por 100.000 habitantes. Tres famosos; Alejandro Sanz, Iñigo Errejón y la Reina Leticia, señalan, con más autoridad que la mía, lo que intenté dejar muy claro en este artículo y es que hay que prestar más atención a la Salud Mental y a la Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Enfermedades Mentales.

                                                   Alejandro José Domingo Gutiérrez

                                                        Madrid 31 de Mayo del 2023

domingo, 28 de mayo de 2023

 


                                             PERDÓNAME ANTONIO GALA

           Esta mañana me han dado la noticia de que ha fallecido Antonio Gala y quiero escribir este artículo para pedirte perdón, por un par de errores que cometí en una charla que tuvimos, hace ya algunos años en casa de Rocío Jurado, durante la celebración del cumpleaños de la "más grande", paciente mía, y gran amiga tuya. La verdad es que tenía ganas de hablar contigo de temas de la infancia, de cuando ambos íbamos a veranear en casa de nuestras respectivas abuelas a Escalona del Prado, pequeño pueblo de provincia de Segovia, donde nació tu padre, "el galita médico" y ejerció de médico el mío y vivían aun muchos de tus familiares y de los míos. Yo te recordaba de una edad un poco mayor que la mía, unos dos años, siempre muy bien vestidito, muy seriecito, y sin querer participar mucho en nuestros juegos del "rescatado", el "escondite", "policías y ladrones" y algunos mas, un poco bestias.

   Y apelando a ese recuerdo inicie esa charla, pues creí que era un tema común e interesante  para comenzar a hablar de nuestra infancia, del pueblo de nuestras familias, de tu padre  médico rural igual que el mío pero pronto me di cuenta que no era tema que te interesaba mucho y pronto corté. La razón de ese desinterés la conocí en otra ocasión, tiempo después , en que coincidimos y fue cuando Roció quiso presentarme, por si no te acordabas de mí, y tú la cortaste diciendo algo así como "cómo no voy a conocer a tu médico, que será muy listo pero le falla mucho la memoria, pues aunque yo estuviera en ese pueblo los veranos, no podríamos coincidir, pues el es mucho mayor que yo". Perdóname que sin proponérmelo te había molestado, dando a entender que tenías una edad parecida a la mía, cuando tu te considerabas mas joven y pensabas que te estaba considerando viejo. En las noticias a mediodía, están diciendo que has fallecido a los 92  y yo voy a cumplir los 90, pero eso que importa, la cuestión es que yo sin darme cuenta te puse mas años de los que tu creías tener y eso te ofendió con razón, pues la realidad es la que codificamos en nuestra mente, en este caso en la tuya, y no de fuera.

  Y  continuamos charlando, aunque cambié el tema de la conversación, comentando que me parecía muy interesante que hubieras estudiado Filosofía y que mi intención era matricularme de ella, cuando pudiera. Me animaste a que lo hiciera y me dijiste que tú tenías tres licenciaturas, Derecho, Ciencias Políticas y Económicas, y Filosofía y un Doctorado, y me aconsejaste que yo, además de Medicina, podía hacer algo mas. Tu inocente comentario desató esa soberbia que todos llevamos dentro y sin pensarlo te solté eso de " pues yo tengo cuatro licenciaturas , Derecho y Políticas como tú, y además Medicina y Sociología y un Doctorado" y con este claro y presuntuosa error de " y yo más" acabó la charla y las posibilidades de mas conversaciones. En alguna otra ocasión hemos vuelto a coincidir, pero, casualmente, siempre estábamos alejados, sin yo buscarlo, que conste. Mi expresión de soberbia, y prepotencia, te pudo ofender, comprendo que no quisieras verme, ni charlar conmigo y aunque tarde te pido perdón por ello.

 Cuando leo, o escucho, el panegírico que hacen hoy de tí todos los medios de comunicación y cuentan como era tu forma de ser, tu personalidad y tu carácter, veo mas claramente lo inoportuno que fui en aquella ocasión, poniendo doblemente en duda primero, tu acertada  ilusión de que continuabas siendo joven y además, que tu formación académica, era inmejorable, cosa que era cierta, y de lo que nadie duda, aunque yo lo hiciera y presumiera de mas  títulos, Títulos, que por lo demás, te acreditan oficialmente tener mas conocimientos cuantitativos en determinadas materias, pero no en lo que es la persona en su integridad, en su identidad, en su yo, conocimiento que tu  mostraste conocer acertadamente en tus obras de teatro, en tus novelas, en tus ensayos, en tus poesías, en tus artículos, en tus libros, en resumen, en toda tu producción. Adiós Antonio Gala y perdóname.

                                                        Alejandro José Domingo Gutiérrez

                                                             Madrid 28 de Mayo del 2023   


viernes, 5 de mayo de 2023

 

                                           LOS FAMOSOS FRENTE A LA ENFERMEDAD

                                                      III. EL AMBIENTE Y LA FAMA

       En el artículo anterior señalábamos el caso de dos de nuestros pacientes famosos, padre e hijo, que aun teniendo la misma personalidad, afrontaban de distinta manera la enfermedad. Y me vienen ahora a la memoria otros casos de distinto comportamiento, aun con la misma personalidad, los cuales vienen a confirmar el hecho incuestionable que, además de la personalidad, existen otros factores externos a la misma, que la complementan o la modifican, y que podrían influir en la actitud que famosos, y no famosos, adoptaban en caso de estar enfermos. Y entre estos factores externos, que denominamos ambientales, tal vez podríamos incluir la fama, que puede modificar la personalidad, y por lo tanto la conducta, del famoso ante la enfermedad.

     La fama, considerada como notoriedad, es una característica singular que hemos descubierto, y añadido, a una serie de personas, o conductas, o productos de las mismas, por la cual la distinguimos de las de su misma profesión, oficio, clase, material, etc. Pero para que le denominemos famoso, o famosa, además de poseer esa característica, se necesita un factor externo, ambiental, una caja de resonancia, la opinión de muchas personas que lo consideren como tal. Famoso a nivel local, regional, nacional, internacional, mundial, según la magnitud de ese espacio de resonancia. Y es esa característica, precisamente, la que podría influir en la personalidad del famoso, marcando su conducta, no solo ante la enfermedad, sino ante cualquier tipo de estrés.

     Pero la fama es algo muy complejo, aunque aquí nos estemos refiriendo exclusivamente. a su vertiente de notoriedad, y tiene muchos grados, tipos, antigüedad, temporalidad, etc., que van a determinar su distinta influencia sobre la personalidad en cada circunstancia. No reacciona igual el que es famoso desde su nacimiento, por haber nacido en una familia que ya lo es, que el que lo esta logrando con gran esfuerzo, o el que ya está en el grado más alto de popularidad o por el contrario, el que ya la va perdiendo. 

   Y volviendo a casos reales, aunque no revele su nombre, ante mi tengo a la enferma que en plena popularidad se ve afectada por una grave enfermedad y recuerdo con que disconformidad, con que impaciencia, con que hostilidad hacia su entorno, con que irritabilidad, se enfrentaba con lo que la había venido, casi sin avisar, en el mejor momento de su vida profesional. Pero eso si, considerando, casi hasta el final, que lo que tenía era un obstáculo, un desafío, un reto, que había que superar, y con tesón se podía lograr una curación, aprovechando sus recursos físicos y psíquicos y con la ayuda de los avances de la medicina. Y por contraste en mi mente desfila otra paciente, querida y admirada en esos años, no sólo por mi, sino por muchos españoles, y que tuve que atender, como médico, cuando su popularidad ya había disminuido mucho y los promotores se estaban olvidando de ella. Ante una enfermedad, por envejecimiento prematuro, se enfrentó, con una afabilidad, con una tranquilidad, con una estabilidad emocional, con una resignación, que no parecía estar de acuerdo con su carácter y personalidad anterior. Aceptaba que sería muy difícil superar esta grave situación y no se veía ella con fuerzas y ánimos para vencer este obstáculo, ni tampoco que la medicina tuviera muchas soluciones para la causa de su mal. Son dos casos de afrontamiento muy distinto ante la enfermedad en dos personajes famosos a nivel internacional los dos y con personalidad y carácter muy parecido antes, pero con una diferencia en ese momento en el grado de esa fama y su repercusión social. Y podría aportar mas ejemplos reales de pacientes de los ámbitos artísticos, políticos, universitarios, militares, etc., pero creo que con estos dos de afrontamiento extremo es suficiente.

   Para mis lectores, esta teoría y estos ejemplos, que en este artículo expongo, pueden servir   para que conozcan un poco, y se interesen, en como reaccionan, en general, los pacientes famosos cuando se encuentran enfermos, aunque al no citar nombres el interés del relato pierda mucho y no suscite muchos comentarios. Pero para mi como médico, y para la manera de tratar al paciente, este conocimiento ha sido muy importante. Yo siempre he tenido en cuenta, en mi actuación profesional, estas palabras de Platón dirigidas a un médico " La administración de un medicamente debe ir acompañada de un bello discurso ". Cambié lo de bello por lo de eficaz y he procurado siempre hablar mucho con el paciente, y sobre todo, con la familia y el entorno, para conocer como se estaba afrontando la enfermedad por todos y tratar de controlar la situación creada, aprovechando mis muchos años de experiencia en muchos casos parecidos, y reconducir la misma, si fuera necesario, no solo para conservar la vida sino para dar mas calidad a esta.

Alejandro José Domingo Gutiérrez.                                                                                   Madrid  5 de Mayo del 2023