SELFIE A UN ANCIANO .II
Ya salió el entrevistado del examen de Psicología de la Personalidad y aquí estoy en la terraza de una cafetería cercana al Centro Jacinto Verdaguer. Me acomodo en una silla, coloco el móvil encima de la mesa, apoyado en un florero, y reanudo la charla con mis preguntas.
¿Qué tal le salió el examen?
Creo que bien, me arriesgué un poco, contestando casi todas las preguntas, cuando era consciente que las respuestas equivocadas quitaban puntos.
Quedamos, al interrumpir la charla, en conocer cómo el satisfacer las necesidades de Relaciones Sociales y Autonomía, podrían haber influido en su decisión de seguir estudiando a su edad. Comencemos por el papel de las Relaciones Sociales.
Lo considero muy importante, pues vivimos en un mundo donde no somos los únicos seres humanos existentes, ya que lo compartimos con otros millones de seres como nosotros. Y para supervivir, necesitamos, a nivel mundial, que existan buenas relaciones entre todos los habitantes de la Tierra. Y cuando falta esa armonía, vienen las guerras y esa supervivencia peligra. Pero bajando a nuestro nivel, y concretándolo en cada individuo, el tener buenas relaciones sociales, con nuestros semejantes, es fundamental, tanto para la supervivencia, como para facilitar la vida y gozar de una buena calidad en esta. Creo que nadie dudará en este sentido que los humanos somos seres sociales por naturaleza, que necesitamos vivir en comunidad y relacionarnos entre nosotros. Y necesitamos pertenecer a un grupo que nos resulte el más adecuado para mantener un equilibrio físico y emocional.
¿ Y cree que matriculándose en una Facultad Ud. mejora sus relaciones sociales?
La Universidad, como la familia, el trabajo, el campo de fútbol, la calle, son escenarios donde se ponen a prueba esas relaciones humanas, con efectos positivos en muchas ocasiones y muy negativos en otras. En todos esos escenarios, y muchos más, tenemos la posibilidad, dentro de unas buenas relaciones, de conocer mejor a nuestros semejantes, y por ello comprender, más fielmente, sus conductas, reacciones emocionales, motivaciones, con lo cual podemos evitar conflictos y facilitar nuestra vida. Pero, además, puede influir positivamente en nuestra personalidad, rectificando, o actualizando, algunos rasgos de ella equivocados o ya pasados de moda. Y al matricularme en la Facultad, elegí uno de estos escenarios, con esta doble intención, conocer mejor a mis compañeros y aprender cosas de ellos. Igual que me ha ocurrido en otra actividad, en otro escenario, que abandone solo hace cuatro años y que fue, en la de médico, en consultorios, clínicas o salas de hospital, donde tuve que relacionarme con mis pacientes y sus familiares, con mis jefes, con mis compañeros, durante más de sesenta años.
Y en esos cursos, antes en la Complutense, y ahora en la UNED, ¿llegó a establecer esas relaciones, que dice, con sus compañeros de clase? , ¿a través de ellas les conoció y comprendió mejor? y sobre todo ¿aprendió algo de ellos?
La cercanía es un factor que facilitó esas relaciones y yo lo busqué asistiendo presencialmente a las clases. Aunque existen ahora muchas posibilidades de asistir a las clases on line, sin salir de casa, sobre todo en los días malos en que no te apetece salir a la calle, yo siempre he preferido asistir presencialmente a las mismas, y charlar directamente con mis compañeros, incluso en la UNED donde esta enseñanza a distancia está tan desarrollada. Primero, aprendí en la Complutense, donde coincidí con unos jóvenes compañeros de 17 años, cuando estaba con ellos en primero, y de 22 o 23, cuando ya estábamos, en el último curso de la licenciatura. Me infundían juventud, ilusiones, alegría, inquietudes, disconformidades, que luego me fueron muy útiles en la vida. Y actualmente, aprendo de mis compañeros de la UNED, de edades promedio entre 25 y 45 años, y les admiró por su tesón y sacrificio, al estar, casi todos ellos, trabajando a la vez que estudiando, siguiendo con sus obligaciones familiares y encontrando tiempo libre, donde no lo hay, para estudiar Psicología. Los veo y me doy cuenta que yo no tengo ningún mérito en estar estudiando a mi edad, estando jubilado, sin problemas familiares y con todo el tiempo libre para dedicarme a esto.
Esa opinión suya, acerca de las bondades de unas buenas relaciones sociales ¿Tiene estudios científicos serios que lo avalen?
En un artículo de Ryan sobre autodeterminación, hace referencia a una serie de ensayos científicos donde se relaciona positivamente, la satisfacción de estas necesidades básicas psicológicas, con el estado de bienestar y la autoestima, y negativamente con los estados de malestar, ansiedad y depresión, que cuando están satisfechas estas necesidades no se presentan. Estudios que también demostraron que riqueza, fama y buena imagen, que son medidas que indirectamente pueden satisfacer esas necesidades psicológicas básicas, no siempre lo consiguen y el ver personas muy ricas que están en estados de malestar, ansiedad o depresión es bastante corriente.
Según las experiencias que me está relatando, cuál es su opinión acerca de si estas relaciones sociales debemos cuidarlas más y en qué periodos de la vida son más importantes cultivarlas mejor.
Desde que nacemos hasta que morimos necesitamos la ayuda de los demás y esta ayuda va unida a nuestras relaciones sociales con muchas personas y en múltiples circunstancias. Tal vez en tres épocas de la vida, las veo más necesarias: Una, en nuestra infancia, cuando se está formando nuestra personalidad. Las relaciones entre padres e hijos, entre hermanos, entre compañeros de colegio, entre compañeros de juego, es algo que va a tener una influencia grande en el resto de nuestra vida y que todos debemos cuidar. Otra, cuando estás abriéndote camino en la vida profesional, laboral o familiarmente, en que toda ayuda es poca para alcanzar las metas previstas. Procura tener y cultivar unas buenas relaciones sociales, pero no solo con los que esperes puedan darte un empujón, sino con todo el mundo, pues la ayuda puede venir de donde menos te esperas. Pero desde este mismo punto de vista egoísta, tenemos que plantearnos también lo que ocurre en otra época de nuestra vida, en la vejez. Si toda tu vida has sido un ser huraño, aislado, poco sociable, si no has cuidado las relaciones familiares, o de amistad, o de compañerismo, te puedes encontrar en la vejez con una de las cosas más terribles que pueden aparecer, la Soledad. Que es la sensación que me cuentan algunas personas de mi edad cuando charlamos tranquilamente sentados en un banco del Paseo de Rosales. Aun estas a tiempo, niño, joven o mayor, en cuidar esas relaciones sociales, en tu casa, en tu colegio, en tu trabajo, en tu lugar de diversión, si luego no quieres llegar a esa soledad de muchos ancianos que están solos, y sufren por ello, aunque rodeados teóricamente de hijos, hijas, nueras, nietos y amistades que no cubren de verdad, esa necesidad de relacionarse con alguien que todos tenemos.
Y nos queda la tercera necesidad psicológica básica, la de la Autonomía. Y la verdad es que me interesa mucho que charlemos sobre ella, pues no sé exactamente a que se refiere y si es tan universal y comprensible ,como las dos tratadas hasta ahora.
Pues sus preguntas y mis respuestas tendrán que esperar un poco, pues ya es un poco tarde y mi familia estará inquieta por mi tardanza en regresar del examen, aunque ya les avisé que me retrasaría pues estaba haciéndome un selfie en una cafetería.
Alejandro José Domingo Gutiérrez
Madrid 11 de Junio del 2023
Como siempre tratas la realidad de una manera sencilla y practica de llevar a cabo el vivir de cada dia, y es genial porque es una inyección para todas las personas y mas para los que estamos en la tercera etapa de nuestra vida. Un abrazo
ResponderEliminarMaravilloso artículo, eres el más grande y claro ejemplo de que en la vida todos los sueños se pueden cumplir si trabajamos para lograrlo.
ResponderEliminarQue hermoso ver que nunca de aprender, nunca dejas de intentar y nunca dejas de enseñarnos.
El universo recompensa a los valientes.
GRACIAS