domingo, 24 de septiembre de 2023

 TENÍAS RAZÓN MARTÍNEZ PATIÑO. III

Ventajas al competir


Caminante, son tus huellas

el camino, y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.  


En 1985,la atleta María José Martínez Patiño fue descalificada para competir en pruebas atléticas femeninas por el Comité Olímpico Internacional, y la IAAF, como consecuencia del descubrimiento, que poseía un cariotipo 46 XY, según la prueba realizada en al Universidad de Kobe, La Federación Española de Atletismo, muy obediente a la Internacional, se apresuró a retirar su licencia, sin respetar la presunción de inocencia y sometiéndola a una humillación pública, y sin tener en cuenta su privacidad, al publicitar ampliamente el motivo de la retirada, así como tomando otras medidas como retirada de beca y prohibición de entrenar en pistas de atletismo de la Federación.

La Federación Española, entonces presidida por Juan Manuel de Hoz, y como vicepresidente a José María Odriozola, no quería enfrentarse con la Internacional y como además tenía pocas probabilidades de éxito, pues las decisiones del Comité y la IAAF parecían inamovibles, se limitó a cumplir y facilitar lo que la Internacional dictó, sin hacer nada ninguno de sus miembros por defender a la atleta, incluido el vicepresidente Odriozola. Miembro influyente de la Federación entonces y que desde el 1989 fue ya presidente de la misma durante 26 años y que en el caso de José María Martínez Patiño se limitó a un trámite administrativo, cómo fue presentar una propuesta de resolución en la Reunión de Seúl en el 1988, cuando la decisión del caso que nos ocupa ya estaba tomada ya estaba tomada.

!! Qué contraste, y cómo cambian los criterios con el tiempo!! El mes pasado recibió esa misma Federación Española, presidida, desde el 2016 por Raúl Chapado, una denuncia de la Internacional comunicándole la presunta implicación de la atleta María Domínguez en un caso de anomalías en su pasaporte biológico, lo que supondría la pérdida de los títulos alcanzados. Y ante esto la Española actuó rápidamente, pasó el caso a su Comité de Disciplina, que la absolvió. Y aunque esta resolución no es definitiva pues se devolverá a la Internacional, que pasará al TAS (Tribunal del Deporte) para su confirmación, y si esto ocurre todos nos alegremos, queda de manifiesto la diferencia que paso con el caso de Martínez Patiño. Ahora la Federación Española ha cambiado su criterio y conducta defendiendo la presunta inocencia de la atleta, según este comunicado "La Federación acata, como ha hecho siempre, las normas internacionales. Pero tiene derecho a discrepar de la IAAF en la obligada defensa de los derechos de presunción de inocencia de las atletas, de las interpretaciones de los datos científicos aportados por la IAAF, ...." y ha mostrado su respeto a su privacidad, según este otro, declarando " lamenta la falta de confidencialidad de todo el proceso, requisito prioritario en cualquier caso...", !!Qué diferencia de trato para María José Martínez Patiño entonces y María Domínguez, ahora.!

 La atleta consideró injusta y apresurada la decisión de la Federación Española, que quebrantaba dos principios éticos como era el de la presunción de inocencia y el de la privacidad de las personas, y aconsejada por Alberto Muñoz, médico de la Residencia Blume, y asesorada por Francisco Muñoz, Abogado, acudió a mi, como su profesor del INEF, para que como médico, Especialista en Medicina Interna y Endocrinología, estudiara su caso e intentara levantar su descalificación.

Problema difícil el que se me planteaba, pues tenía que demostrar ante la Federación Internacional de Atletismo que la anomalía genética que presentaba María José, no la daba ninguna ventaja sobre sus competidoras, lo cual implicaba eliminar esta prueba de la normativa establecida para la identificación de género, por esta Federación y el Comité Olímpico Internacional desde hace años. ¿Y qué iba a hacer un pobre médico español, sin ningún peso en el atletismo internacional ni en la medicina deportiva de este dominio?. Por lo pronto, el camino más lógico y fácil hubiera sido el hacerlo por la Federación Española de Atletismo, pero ya vimos como esta era contraria a colaborar en algo que pudiera  incomodar a la Internacional y siguiendo este criterio su ayuda nunca la tuve, hasta el final, con mi objetivo ya asegurado. Pero, estamos al principio, y me acordé de Machado, mi poeta favorito, y como  no había camino, me puse a andar para dejar huellas, para que otros, más preparados que yo, continuasen con mi objetivo de cambiar una norma del Comité Olímpico, si yo no lo conseguía alcanzar. Y aunque fuera casi en solitario, a contracorriente y solo con la compañía, el permiso y la colaboración de la atleta descalificada, emprendí este recorrido. 

  1º Con  la ayuda desinteresada de especialistas médicos en Ginecología como el Dr. Ruiz de la Hermosa, o en Endocrinología como el Dr. Charro, y del Laboratorio de Hospital Clínico de San Carlos de la Universidad Complutense, comencé a realizar un completo estudio biopsicosociológico de la atleta, según las enseñanzas que recibí de mi maestro en el Hospital Provincial de Madrid D. Gregorio Marañón, en las cuales un diagnóstico completo debe abarcar estos campos o dominios y no limitarse a lo que se tiene habitualmente por un estudio diagnóstico médico para determinar simplemente la enfermedad que tiene el paciente.

  2º Con los resultados de este estudio, que me llevó a conocer la verdadera personalidad física y mental de la atleta, elaboré un informe para el Comité Científico de la IAAF, que presenté y defendí personalmente ante el mismo. Y lo hice sin pensar mucho que estaba  andando por un terreno, el de los organismos internacionales del atletismo, para mi  desconocido, y sin pensar que mis razonamientos iban a dejar pistas, o huellas machadianas, para que años después, otras atletas dieran estos pasos en sus reivindicaciones, como Caster Semenya, cuyo caso comentamos en el primer artículo de esta serie. Para evitar repeticiones, en el segundo artículo de la misma, puede el lector ver los argumentos expuestos en este informe, para demostrar que la identificación de la feminidad por un simple estudio genético no era prueba suficiente para decidir, como en el caso de María José, que no podía participar en una competición atlética femenina.

   3º Durante dos años el Comité de la IAAF estudió mi informe sobre el caso y me comunicó finalmente que le parecía muy razonable, lo aprobaba y se lo comunicaba al Comité ejecutivo, para que lo tuviera en cuenta tanto en lo relativo a cambio en las normas de identificación de generó en las pruebas atléticas femeninas como a la recalificación de la atleta española y se lo comunicara al Comité Olímpico Internacional para su conocimiento. Únicamente quedaba el trámite que la delegación española presentase en la siguiente Reunión de la IAAF en Daego, en Seúl, una propuesta de resolución, que se hizo, sobre cambio de normas y recalificación de la atleta española.

  4º El éxito de la propuesta española fue total, alcanzándose los dos objetivos de mi informe, por el cual había luchado personalmente estos dos años, cambio de normas del Comité Olímpico Internacional y recalificación de la atleta española. En el artículo primero de esta serie, ya expuse los detalles y acuerdos de la Reunión de Seúl, y sobre todo el acuerdo sobre el cambio de normativa en la identificación de generó que supuso una pequeña Revolución en los requisitos para la participación en las pruebas atléticas femeninas. Pequeña revolución solo, pues de mis propuestas de cambio, solo aceptaron tener en cuenta los niveles de testosterona, para medir la feminidad o masculinidad, cuando había que cambiar más normas y sobre todo el criterio para establecerlas. 

5º Prueba de lo débil del cambio normativo, y no tener en cuenta el Comité Científico y la IAAF, la totalidad de nuestros argumentos, y solo los aumentos de testosterona, fue años después el caso que se les planteó y que hemos expuesto de Caster Semenya en el que los niveles de esta hormona estaban elevados, pero que según el Comité Científico de la Unión Europea, no la daban ninguna ventaja para competir, lo que contradecía la decisión de descalificación de la IAAF. Casos que seguirán presentándose, objeto de reclamaciones por parte de atletas perjudicadas, mientras no se cambie el criterio general de identificación de género por parte de la IAAF y se adapte a las nuevas orientaciones en este sentido, que recogimos ya en los argumentos de nuestro informe y que últimamente refrendo en Bruselas, la Comisión Europea.

6º El cambio de normativa que adoptó la IAAF tuvo amplia repercusión en la bibliografía media internacional de aquella época en revistas más generales como The Lancet, o más especializadas como Journal of Medical Ethics o American Journal the Bioethics, incidiendo sobre todo en el drama humano que sufrió la atleta y sin profundizar en el aspecto científico y normativo de la identificación de generó, en el que había todavía muchas dudas que resolver, y como consecuencia mucha problemática planteada y por plantear.

Hasta aquí el relato verídico de los hechos en el tema María José Martínez Patiño, según lo que yo pude ver y observar ,y que según mi opinión se ajusta exactamente a la realidad de lo que ocurrió.

Pero como el éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano, en las publicaciones nacionales e internacionales, se dieron algunas tergiversaciones del caso que no respondían a la realidad. Falsedades originadas, no por los propios medios, sino por las fuentes que daban la información, como por ejemplo, sobre la autoría de un informe, que redacté yo, después de hacer el estudio biopsicológico de la atleta, con la ayuda del Dr. Ruiz de la Hermosa y Dr. Charro, y que presenté y defendí personalmente ante el Comité Científico de la IAAF. Entre lo que pude leer en estas publicaciones, me extrañó que ninguna citara mi nombre como autor del trabajo, e informe, y todo lo más, en The Lancet, se refieren a mi como un "simpático profesor español que reunió datos y presentó un informe al Comité ". Igualmente pretenden exculpar a la Federación Española de Atletismo, de aquella época, de su nula defensa de los derechos de la atleta, e incluso intentan resaltar la dudosa ayuda del que entonces era el vicepresidente de esa Institución, para lograr los objetivos alcanzados en Seúl.

Quiero pensar que estas falsedades en el relato eran debidas a motivaciones políticas, o deseos de prestigio personal, que a mi ni me afectaron en su día, ni me afectan ahora, pues lo que siempre he tenido, y tengo, en mi pensamiento y en mi corazón, es la satisfacción y orgullo del deber cumplido en el asunto que me encargaron, y haber obtenido los objetivos que me propuse, que era lo importante.

Y aquí acabó el artículo, pues estoy viendo, y oyendo, en TV unas noticias acerca de otra Federación Española, la de Fútbol, también cuestionada, como lo fue la de Atletismo entonces, en su relación con el deporte femenino. Y que daría también motivo para otro artículo de los muchos publicados sobre Rubiales y las causas y consecuencias de su beso. Quizá lo escriba.., o no, pues sería llover sobre mojado.


Alejandro José Domingo Gutiérrez

Madrid 24 de Septiembre del 2023

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